Pero hay quienes se empeñan en distorsionar la realidad: "Es un bache, un mal momento, ya pasará". La realidad es que el futbol mexicano tocó fondo y lo primero que debe admitir un "enfermo", es su propia enfermedad. Y ello nos lleva a una y varias preguntas: ¿Ha sido un retroceso totalmente fraguado en México o se debe al cada día más innegable hecho de que los rivales del área terminaron creciendo? Sea como sea, y aun logrando la clasificación al Mundial, me parece que el momento requiere un análisis profundo de lo que se está haciendo y de lo que se ha dejado de hacer.
LOS ANGELES, CA.- Para algunos, lo más fácil sigue siendo tratar de ocultar o de distorsionar la realidad: Hemos tocado fondo. No aceptarlo podría resultar tan dañino como esta amarga y trágica época del futbol en México.
No sé cuántas veces he tenido que responder por aquellas palabras que expresé en el inicio de la eliminatoria mundialista: "México pasará caminando al Mundial de Brasil 2014". Hoy, parece que el México futbolístico "camina", sí, camina rumbo a la perdición definitiva.
La primera lista de Víctor Manuel Vucetich llegó ayer con más morbo y expectativa que realidades mientras se cree que la presencia de algunos nombres de la "vieja guardia" (Rafael Márquez, a la cabeza) más la posibilidad de que Calos Vela acepte finalmente una convocatoria, le den a México otras garantías para afrontar los últimos dos partidos del hexagonal eliminatorio.
Todavía no parece haber llegado el momento de hacer un recuento de daños, pero no sería malo sentarse a meditar sobre lo que ha provocado esta casi, "tragedia futbolística", que envuelve a México. Y en ese sentido, la primera pregunta tendría que ser: ¿A qué obedece esta dificultad en la zona eliminatoria? ¿Tiene que ver más con lo que ha dejado de hacer México, con lo que ha retrocedido su futbol o tiene que ver con el avance de los rivales del área?
Una combinación de las dos partes podría ser una respuesta coherente.
México ha perdido valores futbolísticos en la cancha. Ha vivido envuelto en la cortina de humo y de éxito que significaron los triunfos en selecciones menores de los últimos años, pero ha descuidado algunas facetas fundamentales de su desarrollo, tanto técnico como mental. El futbolista mexicano está detenido, ha dejado de crecer a cierta edad y es un futbolista endeble, delicado, frágil que, cuando se trata de jugar bajo la presión de ganar o ganar, termina traicionándose. A ello habría que agregarle un tema delicado en el que nadie ha querido ahondar: los entrenadores. Los entrenadores en México están bien pagados, protegidos, algunos de ellos son parte de "mafias" de promotores, de equipos, pero cuántos, cuántos de ellos, pregunto, están realmente actualizados con los métodos más modernos y avanzados del futbol internacional. Son entrenadores domésticos que viven, aprenden, aciertan y fallan de acuerdos a los estándares locales y nada más.
La otra respuesta establece que México ha perdido condiciones basado en su propia soberbia. Sentirse superior a naciones que futbolísticamente hablando son mucho más pobres y aparentemente débiles le ha dado una confianza falsa y esos países, ávidos de triunfos, envueltos en una pasión nacional ilimitada, han terminado por recortar cierta distancia y ganarle a México en la cancha de futbol.
Podemos culpar al "Chepo", a Justino; a los jugadores; al sistema monopólico del futbol mexicano; a los dueños de equipos, a quienes solo parece importarles el dinero, pero tenemos que buscar una autocrítica, donde a partir del enfermo o si quiere usted ser más dramático aun, donde a partir del cadáver, el examen post=morten nos permita establecer cuáles fueron los motivos reales del deceso. Decir que es un "bache", un mal momento, una situación pasajera, es tanto como negar el fracaso y el vacío que el futbol mexicano tiene hoy en día.
Hemos tocado fondo. Aquel que no quiera aceptarlo, es parte innegable del proceso y del deterioro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario